“La última emperatriz de la dinastía Quing fue una simple concubina hasta el día que tuvo la suerte de dar a luz al único hijo varón del emperador.
Durante un tiempo se vio forzada a dejar solo a su hijo y concibió un plan para protegerle de las viejas esposas del emperador y obligar a las poderosas familias Manchúes a cesar en su empeño de reclamar el trono:
A cada uno de los jefes de los cien clanes más poderosos del Imperio le pidió una bobina de la mejor seda. Encargó a los costureros del palacio que cortaran estas piezas en pedacitos más pequeños y con éstos trozos hacer un traje para su hijo. Así, simbolicamente, pertenecería a cada una de estas cien nobles y poderosas familias. Y bajo su protección los dioses no osarían hacerle daño”
En el Norte de China esta leyenda se ha convertido en una tradición: HACER UN BAI JIA BEI, invitando a 100 amigos y familiares a contribuir con un retal cuadrado de tela y acompañado por un deseo. Los 100 trozos, cosidos juntos, se convierten en un edredón que contiene la SUERTE, ENERGÍA Y LOS BUENOS DESEOS de todas las personas que han contribuído a su confección.
Según la tradición la manta pasará de generación en generación.
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